A veces el silencio se palpa en los rincones de mis manos
cuando me acaricio y hallo borbotones de dolor que no es del todo mío
me rozo y detengo en cada arruga, línea de movimiento, venas de vida...
A veces la tristeza aparece con los ojos abiertos
le da la bienvenida al día y el sentido se incorpora por invención de rayos de luz
No he sabido aún acercarme en pleno abrazo a mis arterias dueñas de futuro
No he sabido hasta esta parte detener la lágrima del padre, un abandono frugal que me identifica y quiere quedarse
No he sabido irme de mí, porque en las mañanas siempre encuentro horizonte
Y sé que es en mi norte
la travesía del compromiso
la esperanza
el continuo renacer del cuidado
mis pies
se abalanzan
¡despacio!
pequeña de cuerpo un templo para comerme
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